En el fútbol, como en la vida, nadie está en posesión de la verdad ni nadie es dueño de nadie. En esta profesión la experiencia de los años te lleva a poder anticiparte de lo que puede ocurrir en un futuro pero ese aprendizaje ni siquiera sirve en un fútbol cada vez más universal. Así me ha ocurrido este año en la presente temporada en la Super liga china. No hemos podido terminar la temporada como hubiéramos deseado el cuerpo técnico. Los motivos siempre son los resultados, pero además han sucedido circunstancias inevitables para que no hayamos podido gozar de nuestro trabajo como lo habíamos planificado.
El proyecto comenzó a dibujarse sobre la experiencia del año anterior y con las recomendaciones deportivas que les indiqué al club respecto a las bajas y altas de los jugadores. El equipo trabajó durante la pretemporada sin los jugadores fundamentales e importantes, bien por lesiones o por incorporarse demasiado tarde al equipo. Además, tuvimos que esperar a la víspera del campeonato para tener completas las 6 plazas de jugadores sub 23 que este año la Federación China ha obligado a tener a todos los equipos para rejuvenecer el fútbol chino con vistas al futuro. Toda esta incertidumbre nos tuvo en vilo antes de empezar la liga. Y el resultado fue, que el comienzo no fue el deseado, cosechando tres derrotas consecutivas que nos hicieron pensar lo peor. Ni en mis peores sueños nunca me imaginé un peor comienzo.
Las recomendaciones iniciales que habíamos hecho al club no surtieron efecto y las esperanzas de los buenos resultados no llegaron. El equipo se sintió en ciertos momentos sin corazón. Todo lo bueno que sucedió el año anterior no se veía reflejado en el campo y todas las fórmulas utilizadas de cambios de sistemas de juego, de jugadores, etc no nos daban las alegrías que todos deseábamos. En estos casos siempre sucede lo mismo, las consecuencias siempre las pagamos los entrenadores que somos los causantes, en este caso, de todos los errores del Club.
Asi pues, ha llegado el pitido final de una bonita etapa al frente del Guizhou Hengfeng donde hemos sido tratados desde el primer día con cariño y respeto. Un club modesto y humilde de la Superliga China en sus medios, pero grande y cariñoso en su trato y amabilidad con el cuerpo técnico español al que represento.
Esta nueva experiencia en China después de cinco temporadas en tres clubes diferente ha hecho posible que vea de otra forma el fútbol, la gestión de un vestuario, de dirigir a los futbolistas, de empatizar con los directivos, de relaciones con los medios de comunicación, la sintonía con las aficiones. Toda esa suma de nuevas experiencias hace que mis 19 temporadas de entrenador profesional en la élite y 33 años de entrenador en activo me sirvan para que el nuevo proyecto que me pueda llegar en el futuro lo asuma con toda la ilusión del mundo como el primer día y siga progresando y disfrutando de esta profesión junto con mi cuerpo técnico al cual les doy las gracias por su apoyo y soporte en todo momento.
Un fuerte abrazo.
Gregorio Manzano Ballesteros